Sólo tienes que decidirte. Es lo único que tienes que hacer y es muy fácil. Sí o no es lo único que te marca el reloj del futuro… sólo voy a pedirte una cosa: no te quedes eternamente en el «no sabe/no contesta», porque mis sentidos se resquebrajan, y a lo mejor mañana, ya no quedan canciones para ti…
Aunque todavía quede algo de inspiración en el aire que dejan tus palabras…
[Once años y dos mil razones para creer en mi, creer en ti. Cuatro estadios universales: tierra, fuego, mar y aire: rotos están mis cristales.
Estaciones sin tren y la palabra decepción, cerrados mis ventanales, me escondo en los lunares de la desolación…
Jugar y no ganar, el caprichoso azar, y tu magia que se acaba. Poder resucitar si es tu cuello donde mis labios encallan.
Y fluir en la efervescencia de no tener principio en este final. Reinventar nuevas salidas por las que escapar de tu inseguridad.Viajes astrales, regresos boreales, y el sobrellevar. Besos espaciales, miradas naturales, perderse en el sofá.
Jugar y no ganar, el caprichoso azar, y tu magia que se acaba. Poder resucitar si es tu cuello donde mis labios encallan.
Róbame un beso o quédate mi razón. Si también lo prefieres llévate esta canción. Arráncame las pesadillas o dame la vida, cuéntame o cántame. Hazme el amor entre cosquillas…
Tenemos los días contados, mis sentidos nublados. Tengo el sueño despierto, mis besos congelados…
Olor a indecisión, todo en este mundo es ‘sí’ o es ‘no’…]